A quién no le ha pasado? Terminas de comer un platote de comida deliciosa, te recargas un momento en el sillón... y zas: te invade una pesadez que te empuja directo a la cama. En México, a este fenómeno se le conoce con un nombre tan coloquial como simpático: el "mal del puerco"; proviene de la observación del comportamiento de los cerdos después de comer, quienes suelen ingerir grandes cantidades de alimento y luego se echan a dormir.
Aunque suene a broma, esa modorra postcomida tiene una explicación real, y está más ligada a cómo funciona nuestro cuerpo que a cualquier mito o falta de energía.
¿Qué es el "mal del puerco"?
El término popular "mal del puerco" describe ese sueño, pesadez o sensación de flojera extrema que muchas personas sienten justo después de comer, sobre todo cuando han consumido alimentos abundantes, ricos en grasas o carbohidratos.
En la medicina, este fenómeno tiene nombre: somnolencia postprandial (de post = después y prandium = comida, en latín). Es un proceso normal y biológico que se activa en nuestro cuerpo tras la ingesta de alimentos.
¿Por qué nos da sueño después de comer?
La razón por la que sentimos somnolencia después de una comida copiosa no es que nuestro cuerpo se "rinda", sino que está ocupado en la digestión, y esto implica una serie de procesos fisiológicos complejos.
1. Redistribución del flujo sanguíneo
Después de comer, el cuerpo dirige más sangre al sistema digestivo para poder absorber los nutrientes. Eso significa que llega menos sangre al cerebro, lo cual puede provocar una ligera disminución del estado de alerta o sensación de cansancio.
Un estudio publicado en Physiology & Behavior (2007) señaló que el flujo sanguíneo cerebral disminuye levemente durante la digestión, especialmente tras comidas pesadas, y esto está relacionado con la sensación de sueño.
2. Cambios hormonales
La comida también activa varias hormonas. Algunas de ellas, como la insulina, aumentan con la entrada de glucosa al organismo. A su vez, la insulina estimula la producción de triptofano, un aminoácido que llega al cerebro y promueve la producción de serotonina y melatonina, dos neurotransmisores asociados con la relajación y el sueño.
3. Alimentos que favorecen el sueño
Algunos alimentos son más propensos a provocarnos este bajón. Los que tienen alto índice glucémico (como el arroz blanco, pasta, pan, dulces o refrescos), así como comidas con mucha grasa o grandes porciones, estimulan en mayor grado los procesos que nos dan somnolencia.
Por ejemplo, un artículo de la American Journal of Clinical Nutrition (2009) demostró que las comidas ricas en carbohidratos simples aumentan la cantidad de triptófano que entra al cerebro, favoreciendo la somnolencia.
Tipos de comida que provocan sueño
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Ricas en grasa: fritangas, carnes muy grasosas, tacos al pastor o costillitas pueden aumentar el tiempo y esfuerzo digestivo.
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Carbohidratos simples: pan blanco, refrescos, postres, harinas refinadas.
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Comidas muy abundantes: entre más comes, más energía necesita tu cuerpo para digerir.
¿Es malo tener "mal del puerco"?
No necesariamente. Si se trata de un episodio ocasional y después de una comida muy grande, no hay de qué preocuparse. Es una respuesta normal del cuerpo. De hecho, algunas culturas promueven la siesta después de comer, como parte de sus hábitos saludables.
Sin embargo, si sientes somnolencia todos los días después de comer, incluso con porciones moderadas, o si esta sensación te impide continuar con tus actividades, podría ser una señal de otros problemas:
- Dieta inadecuada (exceso de azúcares y grasas)
- Síndrome metabólico o diabetes
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Apnea del sueño (mal descanso nocturno)
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Sedentarismo crónico
En estos casos, conviene consultar a un médico general o nutriólogo para descartar causas subyacentes.
¿Cómo evitar el "mal del puerco"?
Aunque no siempre se puede evitar del todo, sí hay estrategias para reducir o prevenir la somnolencia postcomida. Aquí algunas recomendaciones prácticas:
1. Come porciones moderadas
Evita las comilonas exageradas. No necesitas quedar “lleno a reventar” para estar satisfecho.
2. Incluye proteína y fibra
Una comida equilibrada, con proteínas (pollo, pescado, huevo) y fibra (verduras, legumbres) estabiliza el azúcar en sangre y evita picos de insulina.
3. Evita bebidas azucaradas
Los refrescos y jugos industriales elevan rápidamente la glucosa, lo que puede potenciar la somnolencia.
4. Haz una caminata ligera
Una caminata de 10 a 15 minutos después de comer mejora la digestión y mantiene el cuerpo activo, evitando el letargo.
Un estudio del Journal of Gastrointestinal and Liver Diseases (2013) mostró que caminar después de comer ayuda a reducir la glucemia postprandial y mejora el metabolismo.
5. Evita comer frente al televisor o en la cama
La combinación de comida + comodidad extrema + falta de actividad es ideal para que el "mal del puerco" te atrape sin piedad.
¿Y qué pasa con la siesta?
¡La siesta no es el enemigo! Dormir 15 a 30 minutos después de comer puede ser beneficioso, siempre y cuando no afecte tu sueño nocturno ni se convierta en una necesidad obligatoria cada día.
La siesta corta mejora el estado de alerta, la concentración y el humor. Solo hay que evitar que dure más de 45 minutos, para no entrar en sueño profundo y despertar más cansado.
Curiosidades del “mal del puerco”
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En Japón, muchos trabajadores tienen permiso para tomar una pequeña siesta después de comer. Lo llaman “inemuri”, que literalmente significa “dormir mientras estás presente”.
- El "mal del puerco" es un fenómeno cultural también: en países como México, el nombre lo vuelve parte del folklore popular. Suena gracioso, pero es una forma muy real de explicar lo que todos hemos sentido alguna vez.
El “mal del puerco” es más que una frase simpática: es una respuesta natural del cuerpo a la digestión de una comida pesada. No es señal de flojera ni algo por lo que haya que sentirse culpable.
Sin embargo, si se vuelve constante o interfiere con tus actividades, podría indicar que algo no está del todo bien con tu alimentación o tu descanso.
La clave está en el equilibrio: come con moderación, mantente activo y escucha las señales de tu cuerpo. Si de vez en cuando necesitas una siestita después de los tacos... pues ¡bienvenida sea!