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Bruxismo: cuando el sueño aprieta los dientes

Bruxismo: cuando el sueño aprieta los dientes

Don Colchón |

El sueño debería ser el momento en el que nuestro cuerpo se relaja y se recupera. Sin embargo, para muchas personas, la noche se convierte en un campo de tensión silenciosa: sus dientes rechinan, la mandíbula se aprieta y, al despertar, el cansancio se combina con dolor. Este fenómeno se llama bruxismo, un trastorno común que suele pasar desapercibido hasta que aparecen las consecuencias.

Lo más curioso es que la mayoría de las personas no son conscientes de que lo padecen. Son los familiares quienes suelen notar los sonidos del rechinido, o el propio cuerpo el que “pasa la factura” con dolor mandibular, cansancio y desgaste dental.

Se estima que entre el 8% y el 31% de la población sufre algún tipo de bruxismo, y aunque puede afectar a cualquier persona, es más común en adultos jóvenes y en etapas de mayor estrés.

Existen dos formas principales:

  1. Bruxismo de apretamiento: la persona aprieta con fuerza los dientes sin rechinarlos. Puede no generar ruido, pero provoca gran presión sobre mandíbula y piezas dentales.

  2. Bruxismo de rechinido: produce el característico sonido de “crujido” al mover los dientes de manera lateral. Es más fácil de detectar por quienes duermen cerca.

Ambos tipos pueden generar consecuencias negativas si no se tratan a tiempo.

Síntomas más frecuentes

El bruxismo se manifiesta a través de diferentes señales que pueden confundirse con otros problemas, por lo que conviene estar atentos a los siguientes síntomas:

  • Dolor o rigidez en la mandíbula al despertar.
  • Desgaste visible de las piezas dentales.
  • Mayor sensibilidad a alimentos fríos o calientes.
  • Dolor de cabeza, especialmente en la zona de las sienes.
  • Dolor de oído o sensación de presión sin infección real.
  • Dificultad para abrir la boca por completo en las mañanas.
  • Interrupciones del sueño y cansancio diurno.

Con el tiempo, estos síntomas tienden a intensificarse, lo que hace fundamental identificar el problema de manera temprana.

Causas del bruxismo

El origen del bruxismo es multifactorial. No existe una única causa, sino una combinación de factores físicos, emocionales y neurológicos:

  1. Estrés y ansiedad
    El factor más frecuente. El bruxismo funciona como una vía de descarga de la tensión acumulada durante el día.

  2. Problemas en la mordida
    Una mala alineación dental o alteraciones en la articulación temporomandibular favorecen el apretamiento involuntario.

  3. Trastornos del sueño
    Apnea del sueño, ronquidos o despertares frecuentes se asocian con mayor probabilidad de bruxismo nocturno.

  4. Consumo de estimulantes
    Cafeína, tabaco, alcohol y algunas drogas recreativas incrementan la actividad muscular involuntaria durante la noche.

  5. Medicamentos
    Algunos antidepresivos y fármacos que actúan sobre el sistema nervioso tienen como efecto secundario el bruxismo.

  6. Factores neurológicos
    En casos menos comunes, ciertas alteraciones del sistema nervioso central pueden provocar episodios de bruxismo.

Consecuencias de no tratarlo

El bruxismo no es un simple hábito molesto. Sus efectos acumulativos afectan tanto la salud bucal como el descanso y el bienestar general:

  • Desgaste dental: pérdida de esmalte, fracturas, caries y, en casos graves, pérdida de piezas dentales.

  • Dolor crónico mandibular: inflamación de músculos faciales y de la articulación temporomandibular.

  • Dolores de cabeza recurrentes: provocados por la tensión continua en músculos faciales y cervicales.

  • Alteraciones del sueño: interrupciones nocturnas que reducen la calidad del descanso profundo.

  • Problemas de postura: la tensión mandibular se puede extender a cuello y hombros, generando contracturas.

Ignorar el bruxismo implica convivir con un desgaste silencioso que afecta la salud en varios niveles.

Diagnóstico

El diagnóstico suele iniciarse en el consultorio dental. El especialista observa signos de desgaste en las piezas dentales y evalúa la mordida del paciente.

En algunos casos, se recomienda una polisomnografía (estudio del sueño) para analizar si el bruxismo se relaciona con apnea u otros trastornos.

El diagnóstico temprano es clave para prevenir daños irreversibles en los dientes y mejorar la calidad del descanso.

Estrategias de tratamiento y manejo

No existe un tratamiento único que elimine el bruxismo en todos los pacientes, pero sí diversas medidas que ayudan a reducir su impacto:

1. Férulas dentales

También llamadas guardas nocturnas, son dispositivos hechos a la medida que se colocan en los dientes antes de dormir. Protegen el esmalte, reducen la presión y previenen fracturas.

2. Control del estrés

La terapia psicológica, la meditación, el yoga o la actividad física regular ayudan a disminuir la tensión emocional que alimenta el bruxismo.

3. Higiene del sueño

Un descanso adecuado mejora la recuperación del sistema nervioso y reduce episodios de apretamiento nocturno. Dormir en horarios regulares y en un ambiente propicio es esencial.

4. Evitar estimulantes

Reducir cafeína, alcohol y tabaco, especialmente por la tarde y noche, disminuye la probabilidad de rechinar los dientes durante el sueño.

5. Terapia física y ejercicios mandibulares

Masajes faciales, calor local y ejercicios guiados por un fisioterapeuta ayudan a relajar la mandíbula.

6. Atención médica especializada

En casos graves, el especialista puede recomendar medicamentos relajantes musculares o incluso terapias más avanzadas, como la aplicación de toxina botulínica en músculos específicos.

Bruxismo y descanso

El impacto del bruxismo va más allá de la boca: afecta directamente la calidad del sueño. Las personas con este trastorno suelen despertarse con sensación de cansancio, dolor de cabeza o tensión, porque el apretamiento nocturno interrumpe las fases de sueño profundo.

Aquí entra en juego la importancia del entorno de descanso: un colchón adecuado, que brinde soporte a la postura corporal y permita una relajación completa, puede reducir los despertares nocturnos y mejorar la recuperación del organismo.

Dormir bien no solo ayuda a manejar el bruxismo, también disminuye el estrés y favorece el bienestar integral.

Prevención y autocuidado

Aunque no siempre es posible evitar el bruxismo, sí se pueden adoptar hábitos que reduzcan su frecuencia e intensidad:

  • Realizar estiramientos suaves de mandíbula antes de dormir.
  • Evitar masticar chicle en exceso, ya que incrementa la tensión mandibular.
  • Aplicar calor local en la zona de la mandíbula para relajar los músculos.
  • Practicar técnicas de respiración profunda antes de acostarse.
  • Revisar periódicamente el estado dental para detectar signos tempranos.

La prevención se basa en un equilibrio entre cuidado dental, manejo del estrés y una rutina de sueño saludable.

El bruxismo es mucho más que rechinar los dientes durante la noche. Es un trastorno que combina factores emocionales, físicos y neurológicos, y que puede tener consecuencias serias si no se trata a tiempo. Reconocer sus síntomas, acudir al dentista para un diagnóstico temprano y adoptar hábitos de descanso saludable son pasos fundamentales para enfrentarlo.

Un buen colchón, junto con una rutina de sueño adecuada, no solo ayuda a prevenir el desgaste que provoca el bruxismo, sino que también permite que el descanso sea verdaderamente reparador. Porque dormir bien significa algo más que cerrar los ojos: es darle al cuerpo y a la mente la oportunidad de recuperarse en armonía.

 

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