Las chinches de cama han pasado de ser un recuerdo del pasado a convertirse en una plaga urbana en pleno siglo XXI. Estos pequeños insectos, casi invisibles a simple vista, se esconden en nuestros dormitorios y aunque no transmiten enfermedades, su impacto es considerable.
¿Qué son las chinches de cama?
Los chinches de cama pertenecen a la familia Cimicidae. La especie más común es Cimex lectularius, de entre 4 y 7 milímetros de largo, cuerpo ovalado y color marrón rojizo. No vuelan ni saltan, pero se mueven rápido y trepan con facilidad.
Se alimentan únicamente de sangre humana o de animales de sangre caliente. Una sola picadura dura apenas un momento, pero la molestia y las ronchas pueden prolongarse horas o días. Lo preocupante es que pueden sobrevivir meses sin alimentarse, escondidas en grietas.
¿Cómo se reproducen?
Existía anteriormente el mito de que solo aparecían en lugares sucios, pero esto es falso, ya que pueden infestar cualquier espacio. Tampoco se contagian de humano a humano.
Las hembras ponen cientos de huevos a lo largo de su vida. Estos son diminutos y se ocultan en costuras de colchones, cabeceras o detrás de muebles (como sofás o sillones de salas).
En pocos días eclosionan y aparecen ninfas que necesitan alimentarse en cada etapa de su desarrollo. Si las condiciones son favorables, la infestación puede multiplicarse en semanas.
¿Dónde se esconden?
Aunque se les asocia con camas y colchones, pueden hallarse en muchos lugares, como costuras y etiquetas de colchones, en las estructuras de madera o metal de la cama; en otras áreas como rodapiés y zoclos; detrás de cuadros, cortinas o enchufes y muebles en general.
Efectos en la salud
Aunque los chinches no transmiten enfermedades, sus picaduras provocan ronchas enrojecidas, que suelen aparecer en grupos o líneas. Dependiendo de la sensibilidad de cada persona, se puede presentar desde comezón ligera hasta prurito intenso y escozor en la piel. Sin embargo, no todas las personas presentan síntomas por lo que su presencia puede pasar inadvertida al principio.
Las señales más claras de una infestación suelen ser:
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Manchas de sangre en sábanas.
- Puntos negros (excrementos) en colchones o muebles.
- Exoesqueletos de ninfas tras mudar.
- Olor dulzón y desagradable en infestaciones graves.
¿Por qué se han vuelto una plaga del Siglo XXI?
Desde los años 90 han resurgido en todo el mundo, debido a varias causas:
- Mayor número de viajes internacionales.
- Resistencia a insecticidas.
- Comercio de muebles y colchones usados.
- Falta de información para detectarlos a tiempo.
- Alta densidad poblacional en ciudades.
Hoy, la OMS y los CDC reconocen a los chinches como un problema global vinculado a la urbanización y a la movilidad de las personas.
Algunas medidas sencillas ayudan a reducir el riesgo:
- Revisar colchones y cabeceras en hoteles.
- Mantener el equipaje en portaequipajes, nunca en la cama.
- Lavar ropa de viaje en agua caliente al regresar.
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Evitar introducir muebles usados sin inspección.
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Sellar grietas y mantener ordenados los dormitorios.
Para controlarlas se recomienda:
Sacudir y aspirar de manera continua colchones, muebles y alfombras.
Lavar y secar en calor alto toda la ropa de cama.
Siempre utilizar almohadas con fundas.
Aunque el alcohol isopropílico ha mostrado su efectividad para ahuyentarlas (debido a que las chinches no soportan el olor de este alcohol), no las elimina por completo.
También hay remedios caseros a base de bicarbonato o aceites esenciales, sin embargo para combatirlas de manera efectiva te recomendamos contratar a profesionales que apliquen insecticidas específicos o tratamientos térmicos.