“...Legolas ya no se movía; las manos hermosas cruzadas sobre el pecho, los ojos abiertos, unía la noche viviente al sueño profundo, como es costumbre entre los elfos.”
El Señor de los Anillos, J.R.R. Tolkien.
Hay quienes experimentan una forma peculiar de dormir que parece sacada de una historia de fantasía: dormir con los ojos abiertos, como un elfo. Este fenómeno, aunque raro y poco comprendido, plantea preguntas fascinantes sobre la naturaleza del sueño y las variaciones en el comportamiento humano.
La incapacidad de cerrar los párpados al dormir puede causar complicaciones a largo plazo. Los ojos pueden volverse crónicamente secos, lo que provoca molestias y puede llevar a queratopatía por exposición (lesiones), rayones en el ojo, abrasiones de la córnea y úlceras corneales.
Esta condición, conocida como lagoftalmos, puede afectar a un solo ojo, lo cual es más habitual, o a ambos. Cuando el ojo permanece constantemente expuesto al exterior y no parpadea, la película lagrimal que lo cubre tiende a desaparecer, causando sequedad.
Esto puede ocurrir debido a varios factores, incluyendo problemas neurológicos, daño en los nervios faciales, enfermedades autoinmunes, o incluso como resultado de ciertos procedimientos quirúrgicos. En algunos casos, puede ser una característica hereditaria sin causa subyacente aparente.
¿Cuando alarmarse?
Hay que vigilar si se presentan algunos síntomas recurrentes, como despertar con los ojos rojos e irritados, ardor o comezón e incluso la presencia abundante de lagañas.
La aparición de lagañas (legañas) por las mañanas es normal. Lo habitual es que su color sea blanco o ligeramente amarillo y poco abundante, además de que no deben causar un problema. Pero si el tono es completamente amarillento o verdoso y existe un picor o dolor, podría ser una señal que nos indique que existe algún tipo de infección ocular (conjuntivitis bacterianas), o un mal uso de lentes de contacto. Cuando esto se vuelve crónico, es necesario que nos revise un oftalmólogo. Podríamos tener lagoftalmos.
Causas y factores contribuyentes
Neurológicos y traumáticos: Lesiones en los nervios faciales que controlan el cierre de los párpados pueden resultar en lagophthalmos. Condiciones como la parálisis de Bell, un trastorno que provoca debilidad en los músculos faciales, también pueden ser responsables.
Enfermedades y condiciones médicas: Trastornos autoinmunes como la enfermedad de Graves pueden causar protrusión de los ojos, dificultando el cierre completo de los párpados. Además, cirugías o tratamientos médicos que afecten los párpados pueden ser factores contribuyentes.
Herencia genética: En algunos casos, dormir con los ojos abiertos puede ser un rasgo heredado. Algunas personas simplemente nacen con párpados que no se cierran completamente.
Implicaciones para la salud
Dormir con los ojos abiertos puede tener varias implicaciones para la salud. La exposición prolongada de los ojos al ambiente durante el sueño puede provocar sequedad ocular, irritación, infecciones y daños en la córnea. Las personas que sufren de esta condición a menudo reportan una calidad de sueño reducida, lo que puede llevar a fatiga crónica y otros problemas relacionados con la falta de descanso adecuado.
Perspectivas psicológicas y culturales
Además de las implicaciones médicas, dormir con los ojos abiertos puede tener un impacto psicológico significativo. Las personas con esta condición a menudo sienten una mayor ansiedad sobre su apariencia y el posible impacto en sus relaciones personales y profesionales. Culturalmente, el fenómeno también ha capturado la imaginación de muchos, apareciendo en mitos, leyendas y literatura como una característica sobrenatural o misteriosa.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de lagophthalmos nocturno generalmente se realiza mediante un examen físico y la revisión de la historia clínica del paciente. En algunos casos, se pueden usar pruebas adicionales como la videografía durante el sueño para observar el comportamiento de los párpados.
El tratamiento depende de la causa subyacente. En casos leves, se pueden usar lágrimas artificiales o ungüentos lubricantes para mantener los ojos húmedos durante la noche. También existen dispositivos como máscaras para los ojos o cintas especiales que ayudan a mantener los párpados cerrados mientras se duerme. En situaciones más severas, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para corregir la posición de los párpados.
Lo mejor siempre es consultar con un profesional de la salud si este problema se presenta y ha comenzado a afectar nuestra vida diaria.