En un mundo cada vez más exigente y lleno de desafíos, el impacto del estrés y los traumas en nuestra salud mental es un tema de creciente preocupación. Un estudio reciente ha arrojado luz sobre una de las manifestaciones más perturbadoras de este fenómeno: las pesadillas.
Despertarse con el corazón acelerado y la mente agitada es una experiencia común para quienes han tenido una pesadilla. Estas experiencias, más intensas y vívidas que los sueños habituales, pueden parecer extremadamente reales y provocar emociones negativas intensas como el miedo, la tristeza, la ansiedad y la culpa. Cuando las pesadillas se repiten con frecuencia, es posible que surja una profunda ansiedad al momento de intentar conciliar el sueño.
Los psicólogos creen que factores como el estrés, las experiencias angustiosas y los trastornos de la vida alimentan las pesadillas. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que los rasgos de personalidad a largo plazo, en lugar de los estados emocionales temporales, tienen más impacto en la frecuencia de las pesadillas y en lo angustiantes que se sienten.
El estudio
El estudio, publicado por la Asociación Americana de Psicología, encontró que la forma en que está estructurada la mente de una persona y su capacidad para controlar las reacciones emocionales son factores críticos en la aparición y el impacto de las pesadillas.
Estudios anteriores han examinado la frecuencia y el impacto de las pesadillas en las personas. No obstante, persiste un debate sobre si son los rasgos de personalidad a largo plazo o las experiencias temporales los que las causan. Los investigadores se propusieron esclarecer cómo estos factores interactúan, prestando especial atención a rasgos como la fuerza del ego (la capacidad de afrontar el estrés y la adversidad) y la regulación emocional, que es la habilidad para controlar el estado emocional.
Descubrieron que la baja autoestima y una alta desregulación emocional están relacionadas con una mayor angustia por las pesadillas. En otras palabras, las personas que tienen dificultades para manejar el estrés y mantener la estabilidad psicológica se ven más afectadas por este tipo de sueños y tienden a experimentarlas con mayor frecuencia.
La relación entre las pesadillas y la salud mental
Las pesadillas pueden reflejar miedos inconscientes que el cerebro utiliza para darle sentido al mundo. También pueden ser un intento de protegerse contra amenazas a la supervivencia, que los humanos instintivamente están programados para priorizar, explica la psicóloga licenciada Dra. Kristen Wheldon, (experta en tratamiento de trauma de la Asociación de Psicología del Servicio de Bomberos de California). Asimismo, las emociones surgen de la respuesta de lucha o huida ligada a los instintos de supervivencia.
Las nuevas investigaciones sugieren que los rasgos de personalidad relacionados con la incapacidad de afrontar y controlar las emociones estresantes pueden hacer que las personas sean susceptibles tanto a problemas de salud mental como a trastornos de pesadillas.
Esto puede sugerir que las personas que tienen más dificultades para procesar y manejar eventos estresantes o traumáticos terminan reprimiéndolos, dejando que sus cerebros trabajen duro para armar el rompecabezas durante el sueño.
Cómo la personalidad puede afectar los sueños
Ciertos rasgos de personalidad están asociados con una tendencia a experimentar emociones positivas o negativas en los sueños. “Las personalidades influyen en el tipo de información que se consolida, lo que a su vez influye en la naturaleza afectiva de los sueños”, explica.
Durante los sueños, el cerebro clasifica los sentimientos y experiencias del día. Este proceso nos ayuda a darle sentido a nuestras emociones e incluso puede reducir el estrés. Pero si una gran parte de tus pensamientos son negativos, es probable que tus sueños reflejen esto, ya que generalmente se alinean con los pensamientos, preocupaciones y experiencias actuales. El Dr. Gilman explica que las personas con rasgos de personalidad que aumentan la tendencia hacia las emociones negativas tendrán más probabilidades de llevar esas emociones a sus sueños.
Por ejemplo, las personas con neuroticismo suelen tener pesadillas o sueños más frecuentes e intensos llenos de ansiedad, miedo y tristeza, dice, mientras que aquellos que son naturalmente más ansiosos o sensibles pueden tener sueños similares a los de las películas de terror.
Efectos negativos de las pesadillas
Las investigaciones muestran que las pesadillas recurrentes se presentan con falta de concentración y funcionamiento diurno, ansiedad, autolesiones y conductas suicidas, y existe un fuerte vínculo entre las pesadillas y la depresión.
El trauma se procesa durante el sueño en las etapas REM y las pesadillas interrumpen este proceso natural. La falta de sueño REM, la parte más reparadora, puede provocar sensación de aturdimiento, cansancio y falta de concentración a corto plazo.
De forma crónica, esto puede provocar trastornos psicológicos como ansiedad, cambios erráticos de humor, falta de concentración y alucinaciones leves. Incluso si duermes suficientes horas, no te sentirás renovado por la mañana si se interrumpe tu sueño REM.
Combate las pesadillas de manera efectiva
Si bien los rasgos de personalidad pueden ser duraderos, son modificables. Las herramientas de terapia y mindfulness pueden ayudar a gestionar el estrés y aumentar la regulación emocional, ambos factores que influyen en la intensidad y frecuencia de las pesadillas.
Es bueno llevar un diario de sueños como una forma útil de gestionar las emociones negativas. Al comparar escenarios oníricos con situaciones de la vida real, puedes comprender cómo tu mente inconsciente afecta tus pensamientos, sentimientos y acciones. "Ofrece una ventana al subconsciente y un medio para desentrañar las ansiedades que pueden acechar bajo la superficie de la vida de vigilia", afirma.
Según Jessica Plonchak, directora de la clínica ChoicePoint, comprender y controlar el estrés es fundamental. "Las hormonas del estrés, como el cortisol, pueden mantener el cuerpo en alerta máxima, lo que dificulta relajarse y conciliar el sueño", dice.
Ella recomienda terapia de conversación regular o EMDR (desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular) y buenos hábitos de sueño, como mantener un horario de sueño regular y seguir una rutina nocturna relajante. También sugiere prestar atención a cómo los hábitos y cambios dietéticos afectan el sueño y tomar magnesio para ayudar a mejorar la calidad del descanso.