Muchos de los trastornos del sueño no se diagnostican adecuadamente, ya que aún existen algunos mitos, como considerar los ronquidos un indicativo de sueño profundo.
Contrario a lo que podría pensarse, roncar no siempre es bueno, los expertos indican que los ronquidos no son sinónimo de un sueño reparador. Cuando ocurre este fenómeno, significa que tenemos problemas en el flujo de aire hacia los pulmones, el cual disminuye generando presiones diferentes entre la faringe y la tráquea.
Se altera el descanso, pues la intensidad del ronquido puede despertarnos y generar algo conocido como micro despertares o despertares mayores. Obviamente al no dormir bien, las actividades del día siguiente se verán afectadas y tendremos dificultad para la concentración, con problemas para el desempeño laboral o escolar, entre otras.
Aunque podemos roncar en cualquiera de las etapas del sueño, se ha descubierto que en la segunda fase es cuando empezamos a roncar, ya que nos encontramos más relajados, sin embargo también hay una fuerte incidencia de este hecho durante la fase REM.
¿Cuáles son las causas?
Son dos las más comunes. En primer lugar, las conocidas como apneas, que son oclusiones intermitentes del flujo de aire con pausas respiratorias. Provocadas por alguna anormalidad en la vía aérea, por ejemplo, que tengamos lengua y/o nariz ancha o desviación del tabique nasal, paladar caído o elongado, y campanilla baja. Incluso una afección de las amígdalas o alguna alergia puede generar inflamación en la garganta.
En segundo término, están los ronquidos provocados por el sobrepeso y la obesidad. Nueve de cada 10 personas que tienen esta condición, sufren problemas graves, que alteran significativamente la calidad de tu sueño y, conforme pasa el tiempo, si no se tratan de manera adecuada afectarán otras funciones básicas como la cardiaca, renal o cerebral.
¿Qué medidas son oportunas?
Si ya se tienen problemas con los ronquidos, hay que evitar ingerir bebidas alcohólicas antes de ir a la cama, ya que esto provoca que se relajen los músculos de la garganta y aumenta el riesgo de roncar.
Evitar fumar es importante, ya que la irritación de la garganta es acompañada de una hinchazón de las vías respiratorias, trayendo en algún punto de la noche el molesto ruido.
Se puede dormir de lado o elevar la cabeza con una almohada adecuada, sin embargo, esto no garantiza al 100% que no ronques.
Cuidar el peso, ya que tener algunos kilos de más puede originar tejido adiposo adicional en el cuello y la garganta y esto estrechar las vías respiratorias.
¿Cuándo acudir al médico?
Este problema por lo general, lo detectarán la pareja o los familiares del roncador, ya que estos ruidos nocturnos se traducen en mala calidad de sueño para varias personas. A esto podemos agregar el hecho de que si la persona amanece con la boca seca y resequedad en la garganta, producto de una noche de ronquidos acompañados de ahogamientos, así como la posibilidad de despertar con dolor de cabeza; ello es señal de la mala calidad de sueño.
Lo importante es que un experto en Medicina del Sueño realice detección oportuna a partir de una consulta clínica y mediante un estudio donde se lleve el registro de una noche de dormir en un laboratorio.