Es normal que exista esta pregunta cuando se tiene un bebé por primera vez, por lo que te explicamos cuánto tiempo deben descansar para reponer energías.
Si bien, no existe una cifra fija respecto del número de horas que debería dormir un recién nacido (ya que los datos son muy variables), se puede establecer un patrón de entre 14 hasta 18 horas en un período de un día (24 horas). Conforme va creciendo y ganando peso, este patrón de sueño del bebé se estabilizará hacia la segunda semana después de nacido.
La mayoría de los casos, los bebés pueden dormir de 4 a 6 horas seguidas, dependiendo del hambre que sientan y su tolerancia a ella. Si los bebés duermen mucho tiempo continuo por la noche, lo más probable es que quieran mamar o tomar el biberón más a menudo durante el día.
Aunque descansar bien para los padres, pueda parecer un sueño inalcanzable durante esta etapa, poco a poco tu bebe empezará a dormir más tiempo seguido por la noche. Su cronotipo está ajustándose a los ciclos naturales del sueño, y a los 3 meses, dormirá entre 12 y 14 horas en total, con 8 o 9 horas de sueño por la noche (generalmente con solo una o dos interrupciones) y dos o tres siestas en las horas de luz.
Es importante saber que los bebés suelen llorar y hacer todo tipo de ruidos durante el sueño ligero. Incluso, si se despiertan por la noche, es posible que solo pasen unos minutos despiertos antes de volver a conciliar el sueño por sí solos.
¿Cuánto llanto durante la noche es normal?
Los bebés menores de 6 meses lloran intensamente cuando algo les hace sentir mucha incomodidad: hambre, tener la ropa mojada, tener frío o incluso algún pequeño resfrío. Siempre es recomendable tener un termómetro pediátrico, y si el llanto persiste tomar la temperatura y revisar cualquier señal física anormal, de ser necesario, acudir al médico.
¿Se puede establecer una rutina de sueño con un bebé?
La respuesta es afirmativa. Debemos enseñar día a día que la noche es para dormir, por lo cual habrá que evitar los ruidos y tareas que puedan malestar el sueño. Podemos tener en cambio, actividades relajantes (bañar al bebé, leerle un cuento o cantarle) que se lleven a cabo cada noche y siguiendo el mismo orden. Tu bebé asociará esas actividades con la hora de dormir y lo ayudarán a tranquilizarse.
La meta consiste en que tu bebé sepa dormirse solo y aprenda a calmarse y a volverse a dormir sin ayuda en el caso de que se despierte a media noche.
Entre los 6 y 12 meses de edad, entra en juego la ansiedad de separación, una fase normal del desarrollo. Pero las reglas sobre cómo reaccionar ante los despertares nocturnos del bebé seguirán siendo las mismas hasta que tu bebe cumpla un año: Trata de no sacarlo de la cuna, encender la luz, cantarle, hablarle o jugar. Todas estas actividades no permiten que aprenda a dormirse y favorecen los despertares nocturnos.
Niños de 1 a 3 años
La mayoría de los niños de 1 a 3 años de edad buscarán no irse a dormir tan temprano, cuando se intensifique la fase de “la ansiedad de separación”, por ello resulta importante establecer horarios regulares para la siesta y para dormir por la noche. No debes forzar ninguna siesta, solo programa un período de tiempo para relajación y reposo.
Establecer una rutina para la hora de acostarse ayuda a los niños a relajarse y prepararse para dormir. Para un infante de 1 a 3 años, la rutina puede durar entre 5 a 30 minutos.
Hasta los niños que duermen mejor pueden despertarse y llamar a sus padres por la noche. La salida de los dientes y los sueños pueden despertar a los niños de esta edad. Los sueños activos empiezan en esta etapa, y pueden asustar mucho a unos niños tan pequeños.
Preescolares (de 3 a 5 años)
Los niños de la etapa preescolar duermen unas 10 a 12 horas por la noche. Los niños que duermen lo suficiente por la noche pueden no necesitar hacer la siesta durante el día y en estos casos, la siesta se puede sustituir por un período de tranquilidad y reposo por la tarde.
La mayoría de guarderías y jardines de infancia establecen breves períodos en que los niños se acuestan en colchonetas o descansan de otras formas. Cuando un niño deja de hacer la siesta, su hora de acostarse por la noche se puede adelantar con respecto a la de la etapa anterior.